Conducta Suicida.
Cada 10 septiembre, se celebra el día de la Prevención del Suicidio, la OMS, junto con la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio.
El Suicidio, es un asunto urgente, un fenómeno global sobre el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó ya en el año 2014, refiriéndose a él como “un gran problema de salud pública que ha sido un tabú durante demasiado tiempo” (OMS, 2014).
Cifras:
El Suicidio se cobra más de 700.000 vidas anualmente, en todo el mundo. Su solución, obviamente, no tiene una fácil respuesta, el término más general de Conducta suicida para referirse a un conjunto de pensamientos y comportamientos relacionados con quitarse intencionadamente la vida. Entre los pensamientos incluyen: la ideación suicida (pensamientos acerca de quitarse intencionadamente la vida) y el plan suicida (formulación del modo de quitarse la vida).
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2022), el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte externa con 4.003 fallecimientos. Por sexo, murieron 2.982 hombres, y 1.021 mujeres por suicidio, con aumentos del 14% y 1%, respectivamente.
Las cifras indican que el mayor número de suicidios se produce entre los 40 y 59 años, aunque más de 1.000 personas mayores de 70 años mueren por suicidio al año. Con relación a los más jóvenes, el INE ha informado de la muerte por suicidio de 314 personas menores de 29 años. Ello implica un drama difícil de describir y de elaborar por parte de los familiares que, en ocasiones, pueden verse enfrentados a un proceso de duelo complicado.
diferencias de Género:
Con relación al género, hay que señalar que existen cuestiones diferenciales en la conducta suicida entre hombres y mujeres (paradoja del género). Los hombres muestran un mayor número de suicidios respecto a las mujeres (ratio de 3:1). En cambio, las tentativas de suicidio sitúan a las mujeres en una ratio de 3:1 respecto a los hombres. En muestras de adolescentes y adultos jóvenes, las chicas presentan mayor riesgo de intento de suicidio y los chicos de suicidio (Fonseca-Pedrero et al., 2022; Miranda-Mendizabal et al., 2019).
Conceptualización:
Se trata por tanto, de un fenómeno complejo, multidimensional y multifactorial que se caracteriza por la presencia de un gran sufrimiento vital y de un dolor psicológico intolerable en el que una persona, en una circunstancia determinada (construida como insufrible, irresoluble, interminable, inescapable, sin futuro y sin esperanza) decide quitarse la vida (García-Haro et al., 2018). Habría que entender las conductas suicidas en los contextos biográficos, sociales y culturales de las personas y en la presencia de “sentido” en su sufrimiento, así como en la vivencia particular de sus dificultades o avatares vitales.
Las estrategias indicadas de prevención del suicidio se dirigen a las personas que muestran signos de conductas suicidas y que son particularmente vulnerables. Estas personas deben ser adecuadamente derivadas a los profesionales de salud mental para una correcta evaluación y comprensión del problema, junto con un adecuado abordaje clínico a través de terapia psicológica específica, manejo de caso, entrenamiento en habilidades o grupos de apoyo. Es crucial, ayudar a las personas en crisis a enfrentar los auténticos problemas y dilemas que la vida les plantea en primera persona, dotándoles de los recursos individuales y sociales necesarios.
Definición:
Se trata por tanto, de un fenómeno complejo, multidimensional y multifactorial que se caracteriza por la presencia de un gran sufrimiento vital y de un dolor psicológico intolerable en el que una persona, en una circunstancia determinada (construida como insufrible, irresoluble, interminable, inescapable, sin futuro y sin esperanza) decide quitarse la vida (García-Haro et al., 2018). Habría que entender las conductas suicidas en los contextos biográficos, sociales y culturales de las personas y en la presencia de “sentido” en su sufrimiento, así como en la vivencia particular de sus dificultades o avatares vitales.
Las estrategias indicadas de Prevención del suicidio se dirigen a las personas que muestran signos de conductas suicidas y que son particularmente vulnerables. Estas personas deben ser adecuadamente derivadas a los profesionales de salud mental para una correcta evaluación y comprensión del problema, junto con un adecuado abordaje clínico a través de terapia psicológica específica, manejo de caso, entrenamiento en habilidades o grupos de apoyo. Es crucial, ayudar a las personas en crisis a enfrentar los auténticos problemas y dilemas que la vida les plantea en primera persona, dotándoles de los recursos individuales y sociales necesarios ( Al-Halabiet al., 2023).
Mitos sobre el Suicidio.
Los Factores de riesgo, no discriminan entre procesos explicativos, estrategias de afrontamiento o incluso consecuencias de las crisis y conductas suicidas. La desesperanza, la rumiación y la falta de razones para vivir pueden servir para ilustrar esa variedad de posibilidades.
Otros factores son el Dolor psicológico (Ducasse et al., 2018) y la presencia y búsqueda de sentido en la vida (Costanza et al., 2020).
Los factores de riesgo pueden ser diferentes de las circunstancias que, en un momento determinado y a corto plazo, catalicen la decisión de una persona de suicidarse.
En contraposición con los factores de riesgo, hay otros Factores que “protegen” a las personas contra el riesgo de suicidio. Dicho de otro modo, existen circunstancias que reducen la probabilidad de contemplar la muerte por suicidio como una alternativa al dolor.
Modelo Contextual.
El modelo contextual-existencial, toma tanto el diagnóstico como las experiencias y conductas suicidas como lo que debe ser explicado. Su punto de partida, sería la escala fenomenológico-conductual (biográfica) del mundo vivido de la persona y los problemas que encuentra en su circunstancia: es decir, los problemas de la vida (Pérez-Álvarez, 2021).
Terapias psicológicas con apoyo empírico.
La terapia cognitivo conductual es la intervención que ha recibido mayor atención por par te de los investigadores (Brodsky et al., 2018; Turecki et al., 2019).
La literatura científica también es consistente mostrando que la terapia dialéctico conductual puede reducir la ideación suicida, los intentos de suicidio y las autolesiones en las personas que han recibido un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad (Oud et al., 2018; Witt et al., 2021; Zalsman et al., 2016).
La intervención breve con mayor apoyo empírico para dar respuesta a las crisis suicidas es el Plan de seguridad (Nuij et al., 2021; Stanley y Brown, 2012; Stanley et al., 2018). El plan de seguridad es una intervención colaborativa (la realiza el terapeuta junto con la persona) que debe complementar todo proceso terapéutico.
Por este motivo, se hace completamente necesario escuchar lo que las personas con ideación o intentos de suicidio tienen que decir respecto a su experiencia personal y abordarlo desde un punto de vista fenomenológico, explorando la individualidad irrepetible de cada persona (García-Haro et al., 2018)
Los profesionales de la psicología deben escoger las terapias psicológicas eficaces y eficientes con las que se sientan seguros y competentes, así como trasladar esa credibilidad durante su ejercicio profesional, ya que, las personas que confían en la terapia que están recibiendo tienen mayor probabilidad de obtener resultados positivos (Norcross y Lambert, 2018).
